Mientras se desarrollaban en Ginebra las negociaciones de paz para Siria, supuestamente suspendidas al 10 de marzo en relación al mantenimiento de la tregua establecida el 28 de febrero, una fuerza fundamental en la lucha contra el Estado Islamico (EI) se quedaba afuera por no haber sido invitada: los curdos sirios, los únicos actores locales en grado de resistir a las acometidas yihadistas.
La presencia del partido curdo sirio (PYD) en los coloquios de paz ha sido obstruida por el Alto Comité de Negociaciones – acusante la complacencia de la facción al régimen de Bachar al-Assad – y en particular por Turquía, al parecer firmemente contrariada en ofrecer cualquier forma de legitimación internacional a un actor que persigue estrenuamente la independencia.
En realidad, lo que preocupa a Ankara es un Estado curdo en Siria que – conectado al siempre más autónomo Kurdistán iraquí – funja de magneto para el Kurdistan turco, intensificando el “altercado” ya pendiente entre el Partido de los Trabajadores de Kurdistan (PKK) y el gobierno de Erdogan.
Considerado que el anhelo a la autonomía regional representa cuestión existencial para los curdos en Siria, para lograr ese objetivo podrían por fin buscar alianza con el régimen de Damasco (que no ha demonstrado titubancia en suprimirlos cuando ha podido) disimulada a través de la lucha conjunta contra el EI, con el sutil intento de obtener “concesiones” futuras.
En realidad, la presencia del ejército sirio en ciudades controladas por los curdos, como Hassaké y Qamishli, y las varias ofensivas llevadas a cabo en manera conjunta por fuerzas regulares y curdas parecen comprobar una visión común vigente entre Assad y la guerrilla curda en función anti-EI.
Cabe destacar que esa alianza de facto posee también una matriz anti-turca, examinando el apoyo secular del régimen de Damasco a los curdos de Turquía corroborado por los varios ataques (por lo más a sitios de policía y convoyes militar) de las milicias del PKK en el sureste turco, cerca de la frontera con Siria.
El avance de las Unidades de Protección Popular (YPG) – brazo armado del PYD – ha casi triplicado los territorios de los militantes curdos desde el comienzo de la guerra contra Isis, a través de una serie de acometidas parte de una maniobra estratégica encanonada a rodear los principales bastiones del Estado Islámico en Siria (la última ofensiva exitosa fue la de Azaz, en el norte de Aleppo.)
Ambicioso objetivo del YPG podría ser una ofensiva a Raqqa, la capital del califato, un riesgo directamente proporcional al beneficio obtenido: un asiento en la mesa de negociación.
La participación en las negociaciones de paz sería el objetivo funcional de los curdos sirios para atinar no la independencia, si no la creación de una región autónomaque luche para el control de las aguas y goce de los correlacionados beneficios económicos.
Massimo Pascarella
Il CeSE-M sui social